Un brindis por la enfermedad.

Arropada hasta el cogote, viajo al estado TEMPRA del sueño y bailo con los virus feos...

Ella siempre ha dicho que no hay que consentirse los males:
Ofrecercércelos a la naturaleza y jugar con ellos al que primero se duerme, para luego utilizarlos como nuevos ávatars.
Y si un día me hallo enloquecida, canalizar la locura positivamente puede servir de excusa para incubar sueños de vida y nutrirlos de pasiones lucrativas.

A veces hay que dejarse caer, y disfrutar de la caída como si fuera la última.
Dejarse llevar al ritmo patológico, comprenderle el paso a los protozoos y sentirse placenta en la colorida danza de anticuerpos.

Educarse en el cuidado de otros y detenerse cuando venga la noche para llevarte a casa.

Algún día los microbios volverán a sonreirte coquetos, esperando siempre un tierno beso final
que les baje las ofensas.

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