¡Despertad, despiert@s.

Creo que ya no me importa tanto el que se metan en mis sueños y al siguiente día no lo recuerden, o solo se recuerden a sí mismos en ellos. Siquiera tengo 3 horas para solucionarlos.


Volví a la sensación de mudar de dientes, esa sensasión de esperar como un niño -aunque esté pendiendo de un hilo (que en realidad es un pellejo de encía)- a que se vaya de ti esa suerte de colmillo, o a que no se vaya para así poder seguir intentando, o sintiendo su ahuecado cuerpo con la punta de la lengua... Era una sensación pintoresca.
Lo que sí es que no sabía qué me iba a hacer con ese colmillo afuera, me imaginé mueca, pero al verme al espejo estaba mi colmillo ahí entero, como si nunca lo hubiera arrancado. Me quedé esperando al príncipe de mis sueños, ese fantasma escritor estúpido que nunca da la cara, porque es un encreído, sí, encreído. Hoy es un fantasma actor engreído y además sonreído. Lo más chistoso fue que la que espantó al fantasma escritor fui yo con mi locura y mis sueños humeantes fucsia. Del otro lado estaba en cambio el músico profundo que amaba mis humos de colores, con el que yo era muy divina y muy alegre... pero quizás yo no quería al músico para siempre, porque no tenía a quién adorar cuando era tan adorada y en el fondo me gustaba tener un Dios. No sé qué sigue... estoy escribiendo nuevamente ese cuento largo novelístico, volviendo a la pluma de mentira. No extraño nada como me gustaría realmente poder vivir esos sueños con los extraños perfectos, o desconocidos familiares... y como aunque tú no lo sepas, lo estoy haciendo (y héme aquí la risita traviesa). Quizás pueda habitar ese mundo onírico ajeno, y cachetear a ese otro infeliz infieliz con quien hasta cierto vértice sigo siendo tan feliz, pero no tengo ni 5 de ganas de hacerlo, siempre me queda la palabra como armónica... y entonces puede que quiera hacer feliz al músico otra vez. Pero nada como el ser poeta y a fin de cuentas nada como quien de verdad quieres. Estoy a punto de entrar en el drama, y mis amig@s me alientan para que entre... ¡porque es tan emocionante jugar con nuestros destinos! Esta vez no hay por qué temerle a las posibilidades, a fin de cuentas estando en nuestros sueños es posible estar también en los de ell@s. ¿No creen? :)




Pd.
Recordad covertir el agua en vino, y viceversa... 
(no vayamos a andar por la vida sedientos). 

Comentarios

Sasep dijo…
Además de interesarme el mundo de la reflexión, tu blog apareció detrás del mio... quien sabe si algún día llegaras a conocerme... quien sabe si eso importa.
Comenzado queda el movimiento del blogcrawl!
Lyla Bokà dijo…
Me demoré un tanto. Quién sabe...

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