El condicionante virtual.

Desde que se tiene internet o celular, la gente se rinde más rápido.

La mayoría descarta la posibilidad de que se tiene un teléfono convencional, y mucho menos un domicilio. Osea que te enteras muy tarde de que sí te quieren, de que estuviste invitada o avisada de algo, pero como no revisaste tu mail, o no te llegaron los mensajes...

Ahora vivimos más acá encerrados... y creemos que estamos más cerca.

Cuando mi hermana estaba en la casa, y yo quería hablar con ella, me hubiera tocado acudir a la compu del vecino o a un cyber para conectarme al msn... Lo que por supuesto siempre me negué a hacer. Y ahora casi no tengo hermana...

Ya casi nadie tiene tiempo de escribir mails, para eso existe el chat.
Yo antes tenía tiempo para escribir cartas... ahora resulta que tengo la necesidad de tener una especie de minilaptop para llevar a todos lados, si es que no quiero perder a los amigos que solía tener en persona o a los que empecé a tener por el blog; en fin, si quiero seguir siendo parte de este mundo...
y no quiero, pero parece que en el mío ya no hay nadie más...

Comentarios

Atenea dijo…
Tan redundante como el medio Lyla, pero vale denunciar los conflictos y las pérdidas emocionales que, más que condicionadas, están condenadas a subsistir en este mundo sin rostro... Des-virtualizarnos ahora, en estos tiempos, sería como suicidarnos del mundo y no de la vida ¿tentador no?
Ayer me preguntaba ¿De qué me sirve tener mi propio mundo si la gente que quiero, por más que se la invita a pasar, no puede entrar? La gente sin mundo prefiere hablar desde las alcantarillas en lugar de dar la cara, el cuerpo y el alma. Supongo que es por esta necesidad de desvincularse de toda responsabilidad humana con la vida. Tal vez si fuéramos más animales tendríamos más conciencia y dejaríamos de andar mal interpretando frases, conceptos y filosofías de vida que de manera sublime y descarada, transforma en cadáveres ambulantes esos cuerpos tan bellos y sonrosados, asesinos en potencia de los seres sencillos de mundo. No cabe duda de que los creadores de la comunicación virtual interpretaron aquello de “Cuando hay amor el cuerpo estorba.”
Bueno Lyla, ya escribí muchas tonterías por hoy, voy a dar click en “Acceder y publicar” para ver a dónde va a parar este texto en tu blog, sabes que no le hago mucho a la tecnología y bueno…, prefiero coquetearle de lejos a ver si se enamora de mí y no yo de ella… ¡JA!
Lyla Bokà dijo…
Cuando hay amor el cuerpo estorba... gracias Mariel;
Valga la redundancia: ya nadie entiende de pleonasmos, y la metáfora se divulgó como un chisme sin susurro y sin mano en el oído y sin toque de hombro y sin ganas de secreto.

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