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parte del no-cuento que estoy escribiendo...
Soy un personaje indefinido. Eso soy, porque soy un actor de esto que se presume un cuento degenerado. Probablemente le sea en lo absoluto despectivo todo lo que en él mi voz, mi voz que no suena sino dentro de su cabeza, una voz también indefinida y sin género… pueda decirle. Como no sé dónde empezar, como al fin y al cabo no depende de mí sino de los dedos de alguien que intenta escribirme, que no sabe describirme, que conoce todas las formas del lenguaje verbal y no puede hacerme verbo, que se inscribe a sí misma como persona a falta de mi, como coqueteándole a un espejo, ya me pienso adaptado… en conexión con todo… siendo la articulación de una historia lanzada al vacío, esa que oscila entre lo que me ocurre a mi, lo que se le ocurre a la persona que me escribe, lo que ella pudiere querer hacerse en mi, lo que yo pueda receptar de ella para aprenderme como personaje y siempre viceversa.
Y ahora que casi la nombro, esa persona suena al tacto femenina, lo que en mi masculinidad se disuelve a la piel del deseo, a las ganas de ser yo quien la narre, porque difuminada en la pasión de inventarme se hace hermosa y creíble ante cualquier ensueño. Ella, que se inspira en otros para hacerse hombre en mi… ella, a la que ahora prefiero ella. Mi historia no importa, la que importa es la suya, y también la que exporta esta que debe ser la mía, la que por todos lados le pertenece.
Comentarios
incluso las historias vistas desde elojo del espectador deben seguir conservandose como siempre fueron
con esperanza que haya un final feliz
A la mierda el final feliz, como si hubiera un final después de todo.