La

Estoy escapada de la realidad sin haberme refugiado en la fantasía prohibida.Estoy en Bogotá contando abejitas. Ya era hora de encontrarme nuevamente con mi frío confort. Ha cambiado la vida, mi abuela está viva y tengo varias cobijas encima. Bostezo y no de aburribiento, en ese bostezo me llaman los sueños, los colores terciarios,todos mis favoritos. Hablo con M del verbo principal en este momento de la vida: disfrutar. Y olvidarme de los panoramas supuestos. Ya no fueron, ya no son. Ahora es hoy y en este momento que escucho a Fiona lenta como miel, dejo que la fantasía me recorra, y haga de los ojos mariposas. Ahora que lo tengo lejos, veo que no lo necesito como parece cuando lo tengo cerca.Cuando mi voz se puede convertir en suspiro y existe la maravilla de estar, y existe la coincidencia siempre grata de estarse en el mismo ritmo letrado, no queda otra más que placer en las infinidades mínimas, y entonces se vuelve uno como viviente. Y entonces sí, me sonríe.

Comentarios

Miguel Muñoz dijo…
Respecto a disfrutar, acabo de recordar unas palabras de Jodorowsky, siempre oportunas:

Voy a vivir profundamente este instante, si no soy yo quien lo vive ¿quién? si no es aquí ¿dónde? si no es ahora ¿cuándo? y si no es de esta manera ¿cómo?

Lo que das, te lo das; y lo que no das, te lo quitas.

Disfruta Bogotá y no regreses pronto :)
Atenea dijo…
Siempre habrán migas de pan que nos devuelvan al camino.

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