De los desamores y otras Maestrías.
En la foto, Daniel Patiño. La foto la tomó Camilo Pareja. 2006 |
Estoy sanando a mi adolescente interior. Estoy reciclando todo escrito entre las redes, pero creo que esto no irá en Facebook directamente porque no es mi intención llamar la atención. Todos queremos llamar la atención, todos queremos ser reconocidos. Algunos lo demostramos mejor que otros. Para algunos es más necesario que para otros. Ya lo dije, hoy no pretendo tanto ser una escritora como escribir en mil formatos. Maria Elisa me preguntó un día, ¿pero para qué esto del blogueo? Para compartir. Así como ahora las RRSS existen para todos. Cada quien elige sus formatos, de algo me ha servido lo que estoy estudiando ahora -Contenido Digital- actualizándome en mi carrera de Comunicadora Creativa -para resumir y darle una forma más concisa a mi título de licenciatura en Casa Grande. Estoy aprendiendo a ser concisa y a explicarme. Este eclipse para mí se trata de dejar de querer ser la muy muy académica como mis profesores (como los profesores doctores en general) y entender que este doctorado podría ser eterno, y podría ser muy disfrutable. Dicen que no se deben contar los planes, tal vez es cierto. Pero no tengo nada muy planeado desde que decidí -hoy- que ya no me importara tanto el resultado. Ni en lo que diga mi tía, que quiere -me impulsa- a ser una escritora, como si ser escritora solo se tratara de publicar libros. He decidido actualizarme, y actualizarme es dejar a un lado la idea de ser reconocida como escritora para disfrutar verdaderamente el escribir porque me da la gana, más que porque sea o no mi profesión. He llegado a la conclusión de que soy súper profesional, lo cual no es bueno, me resta credibilidad. Soy actriz, escritora, bailarina, cantante, profesora, entrenadora, terapeuta, pastelera e "Influencer Wannabe". Jamás seré bien vista en LinkedIn. Es más, voy a ver cómo disimulo ese perfil súper profesional. Creo que mi descripción de Twitter resume mi currículum. Sí escribo a manera de diario, recuerdo que escribí hace tiempos un post respondiendo a un chisme de Andrea, de que Cecilia Ansaldo aconsejaba no publicar comoyo, puras cosas personales. En ese momento me dio duro porque Cecilia era como un Paradigma (así, con mayúsculas), pero hoy es simplemente una colega. Ojo que digo simplemente y no simple, le sigo teniendo el mismo respeto y cariño que cuando fue mi maestra. Extraño ser maestra. Pero es hermoso entender que para mis mejores alumnos yo siempre seré una de sus mejores maestras. Y no necesito nada más en esta vida. En este momento respecto de mi profesión de maestra.
Más adelante y en otros posts continuaré con lo más interesante para algunos: mi vida amorosa. Ahora intentaré dormir, porque mañana tengo un casting del cual podría derivarse una historia más de esas. No sé, pienso que el Universo sabe cómo hace sus cosas. Por no decir Dios, porque nunca entendí eso de mencionarlo en vano. Por esta vez les digo Adiós.
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