yo y la fotografía
callo cuando
reconozco que
el otro no calla,
no porque
ya no merezca
hablar,
sino porque
en mi silencio
yace lo
que podría
decir,
y mientras
más lo
contemplo,
las palabras
del otro
se sonríen
hasta hacerse
innecesarias.
reconozco que
el otro no calla,
no porque
ya no merezca
hablar,
sino porque
en mi silencio
yace lo
que podría
decir,
y mientras
más lo
contemplo,
las palabras
del otro
se sonríen
hasta hacerse
innecesarias.
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