Carta de un vestigio del futuro #29

Tu sabes bien que entre los dos habrá un abismo que nos unirá por siempre.



A veces no puedo con la cuadratura Venus- Marte. A veces menos con los aspectos dolorosos de Venus- Plutón y Quirón. A veces no puedo con la muerte de Andrés. A veces abro los ojos y despierto en un abismo reticente. A veces quisiera nunca haberte conocido. A veces quisiera matarte, a veces quisiera morir en ti. A veces, a veces hoy, se acaba lentamente de la forma más insatisfactoria que pudo haber escogido Dios. Le estaba huyendo a la decepción. Ahora estoy sanando. Ahora estoy lloviendo. Ahora estoy escuchando en repeat Imágenes de Hotel Julieta. Cometí el error de reaccionar mal ante un estallido. Aceptar es divino. Jamás justificaré las veces en que me hiciste sentir que no te importo ni un poquito. Quemé karma hasta el fin. Aceptar que las cosas son insípidas, que no supera mis pasiones, a las que quisiera poder trascender. Confío demasiado en las personas. Creo demasiado en las personas. Me muero de amor por las personas. No pude fluir más. A veces, como la muerte, una pizca de sal. Te libero de mí. Vuelvo a mis sueños verdaderos, dejo de confiarte mis unicornios, te elimino de mi vida. No te quiero, te acepto como eres, aunque me equivoque, y jamás aceptes que te equivocas también. Una causa buscaba en ti. Una causa. Una manera de reivindicarme. Te vomito. Como a cualquier conejito. Me libero de tu energía voraz. De tu inocente veneno. Gracias por ser mi maestro. Gracias por enseñarme a amar de verdad. Yo no sé ver el cielo desarmado. Ignoro el camino en el que nos cruzamos ese loop que nos condena a ser, ignoro la forma en que tus vientos se llevan el polvo en el que ya no respiro más. Salir de ti es lanzarse a un tumulto de algas, para oler a mar. Ya no habrá locura, ya no habrá pasión, ya no habrá firmamento, ya no habrá saumerio. De rodillas soy valiente y veo claro: tú no eras el reflejo de mis manos en un puñal, no eras digno de que entraras en mi casa, pero una omisión tuya bastó para sanarme. Tengo ahora el designio. Tengo los dados. Tengo una vela para nunca jamás tocarte. Tengo tengo tengo, tú no tienes nada.


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