otra parte.

Ahora que no estoy y sigo estando gracias a mi "enemiga", la tecnología...

Ahora que me deshice del pegachento invierno y me compré uno frío,
Ahora que me cansé de ahora. Entonces hoy, ayer y el día anterior...
Que me levanté sin dormir y desperté en otro lado que me recuerda a mí misma,
Pienso más en Allá.

Pienso más en allá y aún no quiero volver.
A veces es bueno cansarse porque así uno se aparta para ver lo que no tiene...
sólo si se anda siempre desde donde lo veas: de atrás para adelante, de adelante para atrás y nunca a un lado.

Aquí en la ciudad que huele a cartuchos
de flores, bolígrafos o esferos de colores desteñidos por el tiempo en que no estuve,
que a veces parece extrañarme...
y extrañarme en doble sentido,
porque estando acá es cuando me acuerdo de allá
y también de acá mientras crece cada año, dos, tres o cuatro que no piso este piso.

Llegar y volver es como dar el paso de año, sin ver un amanecer.

Y aquí no sé si llegué o volví:

Volví a respirar con suéter sin sarpullido,
a cambiar de piel, de color y de sentido.

Llegué a mi raíz sin tierra
y a mi sabor favorito.

Estoy con mis mendigos felices,
mi gente echá pa' lante,
mis técnicas de mola,
mi parada artesanal... cualquiera es linda.

Tengo un cielo rosado
sin usar ningún tipo de gafas;
tengo un rico helado de sol,
tengo uno de tantos edificios
y un ventanal para dejar que las estrellas me vean espiar las noches de humo.

Tengo un tintico a donde vaya cada tarde
y tengo un tono café-coca y tabaco
en una palidez calentana que se nota aunque no quiera.

Tengo una familia entera y semidescremada...
Y no quisiera irme, pero por el resto también me gustaría volver.

Ya no sé si vengo o me voy... si cuando llegue, habré vuelto o me habré apenas ido.

Pero aquí o allá sigo siendo una extranjera. Creo que soy más del aeropuerto.

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