Erwin, sorry por llegar tarde.

Más difícil que expresarla es entenderla... la muerte debe ser demasiado simple.
Creo que nosotros vivimos sin pensar que nos vamos a morir porque vemos ese día tan lejano... y el día de la muerte de los demás ni siquiera lo imaginamos.
El sábado pasado un catedrático genial me dio unos tips para seguir queriendo ser profesora... no había sido profesor mío antes, pero lo había sido de otros compañeros/amigos/alumnos/profesores.
Ese día me levanté con el pie derecho torcido, y no parecía que se me iba a enderezar, tenía otra de esas reuniones importantes a las que mi tiempo de profesión múltiple tiene que hacerle sacrificios de vez en cuando. A pesar de que me conté en 5 posibles accidentes automovilísticos, llegué un poco tarde a la reunión de cátedra y me perdí su cómic.
Luego de la charla, Cecilia comentó: "a mi me encanta escuchar a Erwin", y para qué les digo que no si a mi también me motivó mucho escucharlo.
Aunque rara vez nos encontrábamos y platicábamos, por la forma en que él se dirigía hacia mi, parecía saber muy bien quién era yo, aunque para mi yo no fuera nadie en especial y mas bien hablara sólo lo justo y necesario, o sea mi forma de ser la de sólo sonreir en caso de que toque responder algo.
Claro, se fijó en que llegué tarde y le dijo a todo el mundo que me perdí su cómic... que por eso es que hay que proponerse estar motivado a cosas como no llegar tarde y toda una serie de indirectas para decir que era realmente importante para él que yo lo escuchara; supo que yo era actriz para ejemplifizar el tema de lo aburrida que sería si yo no fuera tan emotiva para explicar las cosas... en otras palabras, "yo ya no llegaría tarde nunca más en mi vida a una plática con él".
Me quedé pensando todas las noches sobre la motivación. No sentí necesario el anotar las cosas... cuando veía a todos tomar nota pensé experimentar el evaluarlo a él como profesor y ver qué me dejaba sin trazar líneas... y hoy no me complico la vida ni un poquito para recordarlo todo y demorarme un poco menos en llegar a clase por tenerlo todo motivado desde antes.

Si se fijan bien, la frase de Cecilia estaba en presente y la mía en futuro...
Ahora, de la nada, está en todos esos hubiera que siempre consideré inútiles.
Erwin se ha ido a donde no sé si algún día podré llegar... y no me despedí sino con la misma sonrisa que asume que nadie fallece de pronto.
Definitivamente y parafraseando a mi madre, la vida es una cascarita de huevo.

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