mentiras de mentira
Si tengo que dar alguna explicación acerca de por qué estoy aquí reemplazando a quien debería estar detrás del nombre de este blog en el que aparecí por equivocación, no la daré... podría decirse que finalmente la maté con mis mentiras...
Yo tenía un blog. Gran cosa ¿no?
Bueno, será mejor que los libros en un momento a darse y no me creyó.
Se llamaba mentiras de mentira, en él anotaba todas las mentiras de las que yo era parte y de las que hacía parte a todos los que gustaban de ellas. De alguna manera ellos se las creían... ¿Y saben lo que me pasó por mentirosa? Me quedé con la primera y última mentira: olvidé mi clave.
Mitomanía pseudológica me gustaba llamarla... y era esa en la que te encantabas para de alguna manera cambiar tu mundo irreal. Una mentira inocente, aunque no necesariamente blanca, la mayoría de las veces ya estaba descompuesta en siete colores.
Los niños eran los únicos expertos en ellas; los actores, los literatos, los fotógrafos, los pintores y uno que otro músico, sus aprendices.
Yo no sé en qué momento la chiquilla se me hizo actriz, literata, fotógrafa, pintora y una que otra música (y al decir la chiquilla me refiero a la pseudomanía mitológica), cómo pasa el tiempo y uno tan desmemoriado que lo único que termina teniendo en la cabeza son historias inseguras de sí mismas... ¿sabías que el sólo hecho de contarlas ya las hace realidad?
Por eso, ahora que ella ha conocido a Dios y que le dijo que era hermosa, yo seguiré compartiendo con ustedes nuestras mentiras.
Yo tenía un blog. Gran cosa ¿no?
Bueno, será mejor que los libros en un momento a darse y no me creyó.
Se llamaba mentiras de mentira, en él anotaba todas las mentiras de las que yo era parte y de las que hacía parte a todos los que gustaban de ellas. De alguna manera ellos se las creían... ¿Y saben lo que me pasó por mentirosa? Me quedé con la primera y última mentira: olvidé mi clave.
Mitomanía pseudológica me gustaba llamarla... y era esa en la que te encantabas para de alguna manera cambiar tu mundo irreal. Una mentira inocente, aunque no necesariamente blanca, la mayoría de las veces ya estaba descompuesta en siete colores.
Los niños eran los únicos expertos en ellas; los actores, los literatos, los fotógrafos, los pintores y uno que otro músico, sus aprendices.
Yo no sé en qué momento la chiquilla se me hizo actriz, literata, fotógrafa, pintora y una que otra música (y al decir la chiquilla me refiero a la pseudomanía mitológica), cómo pasa el tiempo y uno tan desmemoriado que lo único que termina teniendo en la cabeza son historias inseguras de sí mismas... ¿sabías que el sólo hecho de contarlas ya las hace realidad?
Por eso, ahora que ella ha conocido a Dios y que le dijo que era hermosa, yo seguiré compartiendo con ustedes nuestras mentiras.
Comentarios
Y sí, el tiempo pasa, qué le vamos a hacer.
Suerte ojala recuerdes la contraseña y revivas a la niña .
n_n