La Ciudadela y los Perros o cómo sobrevivir a un divorcio por amor al arte: Siempre es hoy


Hoy empieza un nuevo capítulo. Uno en el que me respondo. En el que soy responsable de mi autoestima. En el que ya sé lo que quiero manifestar.

Decía Dimin, el sexo es el mal de nuestros tiempos. Qué te puedo decir, todo es parte del sanar. Por momentos estaba bien con este chico. Por momentos era lo más tóxico del planeta. No se puede empezar nada estando roto. Siempre hay que sanar primero. Y la herida cicatriza. Al principio él era una curita, hoy me ofrecen ser otra. La tome o la deje, debo ser consciente de que eso apenas cubre: "¿Dónde está mi herida?" decía un niño sorprendido, en el comercial de Hans Aplast, como si la curita fuera la verdadera cura.

Hay que aprender a ser creyente y a ser superficial. Hay que aprender a estar. Con el último Eduardo había dos aprendizajes claros: amarme a mí misma con profundidad, y a Dios por sobre todas las cosas. Hoy me doy cuenta de que duele menos cuando existe la fe. Y al fin tengo un día a la vez. Hoy al fin experimento el desapego para manifestarme como guerrera. Hoy puedo perdonar lo imperdonable. Y vencer al abismo, no dejar que nos una más, dejar de quererlo y de buscar ser guiada hacia allá. Hoy recupero a mi niña y entiendo que Eduardo el primero se haya despedido de mí a todo lugar. Los Eduardos en esta historia no tienen tino para despedirse, y yo nunca sé cuándo me estoy despidiendo por última vez. Pero ya estoy más desapegada. Hoy puedo conocer a un amigo, o amiga, ayudarlo, dejarme ayudar, reír, hablar de nuestras infancias, tener conversaciones súper profundas, y despedirme para siempre, sin buscar contactarlo y tenerlo en mi vida. A Cristian, a pesar del show, lo recomiendo como novio y lo honro como no supe hacerlo. Ahora no tengo nada que probar, solo bailo para olvidar. Creo en el amor de Carlos, en su enamoramiento y en mi locura, pero sobre todo en mi cordura de dejarlo inmediatamente una vez que me mostró mi lado obsesivo. Era un ser noble, pero roto y desconfiado. No cuido la palabra amar. La conjugo como desquiciada y superficial. Y hay que aprender a ser superficial. Desde la honestidad. Hoy dejo de poner mi valor personal en manos de alguien más. Hoy empiezo todo de otra manera. Conocí a un niño jardinero. La planta o la rosa no soy yo, ni mi cuerpo, por si acaso. El niño puede ser un principito o solo estar disfrazado. Es importante entender por qué nos disfrazamos de lo que nos disfrazamos. Tener visión nocturna, capas de invisibilidad o alas para volar. Cambiar nuestro cuerpo por algo más perfecto. No por uno más preciado. Disfrazarse es la oportunidad de la vida. A veces creo que solo busco historias, pero me leo y también alguna vez fui una despiadada. Por eso puedo ser empática con el agresor.

No se trata de actuar sino de escribir. Hoy Eduardo el primero es un literature star. Cumplió su objetivo al estar roto. Y se dio la oportunidad de amar una vez más. Nos ayudamos a sanar porque nos deslumbramos como niños el uno por el otro. Porque confiamos el uno en el otro, porque nos reflejamos, porque fuimos abiertamente vulnerables. Lo contrario de inocente no es perverso, lo contrario de inocente es culpable. Yo sí estuve enamorada de Eduardo como él de mí. Pero lo amé escandalosamente porque no podía soportar que me dejen. Y lo repetí a Eduardo. No entendía que nadie puede dejarte porque estás completa en sí, porque nadie te toma, excepto en los votos matrimoniales. El problema era que yo lo amaba a Eduardo, el segundo, no desde un lugar tranquilo, yo lo amaba desde la infidelidad y la derrota.

El problema también fue que yo lo tomé a David trabado en la pobreza. Nos casamos sin estar preparados: los votos hay que asimilarlos y ensayarlos. Hoy me permito merecerlo todo y me abstengo de prometer nada que no esté segura de poder cumplir. El compromiso es cosa seria, y hoy me comprometo a amar y a amarme desde un lugar sagrado, desde un Siempre y no desde un de vez en cuando. Desde un presente y no desde un posible futuro. Y a pesar de sentir todo el desconcierto, el dolor, la frustración y la tremenda vergüenza que siento, me repito algo distinto: a pesar de sentir todo el desconcierto, el dolor, la frustración y la tremenda vergüenza que siento, me acepto completamente, me amo profundamente, perdono todas las causas, me libero.

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