de acosos textuales

Vieras cuántas llamadas me ha hecho el Dr. Lecter desde que el guambra cosmero escribió sobre mí, ahora comprendo por qué se sintió un poquito atraído...
No le acepté la cita, pues gracias al otro ya me tengo mi propia caníbal.

Y estoy cansada de morderme la misma llaga todos los días...
No soy egoísta, mas egocentrista como toda la gente que escribe en donde pueda ella misma volver a leerse. Lo extraño es que ya no puedo sentir con tinta, de pronto fue más fácil que el cuaderno respondiera lo que uno no se esperaba escuchar, sin que eso dejara de ser lo que uno quiere escuchar. Pero si responde lo que uno no quiere escuchar, es que uno ya se lo esperaba.

Y una de las canciones del esquizofrénico era para conmigo, sólo que tal vez yo no quiera decir quién es el esquizofrénico, porque a lo mejor cualquier otro lector se identifica con él.
(Esto último lo dije sólo para que supiera que yo ya sé lo que está pensando...).

Y así la vida nos va desmitificando con sus palabras, pero no podemos divorciarlas del pensamiento, que es con todas sus imágenes, el que nos delata.

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