According to Him. Part. I





-       ¡Hey, pss…¡Niño! Niño… ¿a cómo la papita?
-       A dólar el paquetito…
-       Ya, deme dos… ¡Vamos Liga…! ¡Vamos!

Aquiles Manuel Guamán Meneses es el nombre completo del niño que vende papas con cuero en el estadio Atahualpa de Quito, ¿dónde vive y dónde duerme? Por aquí no más ha de ser… si hay a quién preguntarle en qué acaban los partidos que te perdiste, es a Aquiles: dos a uno, tres a dos, empatados… pero ¿en qué equipo está él cuando guarda en su canguro las moneditas y en ese balde rojo lo que no vendió?
Hay quienes no pueden perderse un solo partido, ni una funda de papitas con cuero de las de Aquiles, ni una nueva respuesta cada vez….

-       ¿Cuántos años tienes, niño?
-       Siete y medio, señor, ¿desea con salsita?
-       Eh… bueno, un poquito, por favor…

Se dice acerca de la pobre vida del niño… que vive con una indígena que hace chugchucaras en la plaza, que no… que es un brujo el que le da las funditas para vender a diario y que de hecho están envenenadas: “no mijito, deje ahí, eso no compre, eso es sucio, caca, ¡caca! ya más tarde comemos en la casa”, que tiene casita en el valle, que… en fin, nadie sabe nada, pero se habla de todo...

Liga de Quito le ganó a Deportivo Cuenca y el estadio quedó vacío de hinchadas, olas, camisetas y banderas a eso de las seis de la tarde. El ritual de limpieza y mantenimiento había terminado por hoy. El frío ya empezaba a hacer de las suyas cuando en el horizonte borroso por la neblina se escondía el anaranjado sol, pintando de violeta el cielo que dejaba asomar -entre las montañas- lucecitas tímidas que se reflejaban a través de las rendijas del coliseo, mientras Aquiles contaba solo en los vestidores el dinero que había recolectado durante el partido. El mínimo ruido de una moneda que se caía producía un inmenso eco que moría cuando sus guantes descocidos dejaban ver unos pequeños pulgares que la recogían con afán.

Pero esta vez el eco no murió, sino que continuó con otros ruidos extraños al final del pasillo. Aquiles avanzó sigilosamente hacia ellos, y asomó su carita por detrás de la puerta que conducía al campo trasero.

-¡Hey! – gritó uno de los hombres que lo había pillado, y Aquiles (espantado) arrancó a correr. 
En el camino del pasillo se imponía sobre él la imagen ...


TO BE CONTINUE... Sólo en Cisnes.

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